VENERABLE FÉLIX DE JESÚS ROUGIER
(1859-1938)
 

 

 

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Vida y espiritualidad de Félix de Jesús Rougier, M.Sp.S.
Ricardo Zimbrón, M.Sp.S.

Félix de Jesús Rougier nació en Meilhaud, provincia de Auvernia, Francia, el 17 de diciembre de 1859.  Murió en México el 10 de enero de 1938.  Fue el  fundador de lo Misioneros del Espíritu Santo (1914)  y de tres congregaciones femeninas: Hijas del Espíritu Santo (1924), Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo (1930) y las Oblatas de Jesús Sacerdote (1937). Fue declarado Venerable por San Juan Pablo II el 1ro. de julio del 2000.
 

La Atención Amorosa a Dios


Sobre la oración personal fuera de la capilla, el P. Félix la reducía a lo que él llamaba la ATENCIÓN ATENCIÓN AMOROSA A DIOS:

- ¿Conocen los girasoles?
- Sí.
- Bueno, pues así como esta flor se enfoca hacia el sol desde que amanece hasta que anochece, así nuestro corazón puede estar buscando a Dios todo el día, y eso es la ATENCIÓN AMOROSA A DIOS.

"La atención amorosa es estar mirando a Dios nuestro Padre. Pero al mirarlo nosotros El también nos mira; y hoy quisiera escribirles algo sobre esa mirada del Padre:

"Esa mirada ha estado sobre mí desde siempre, porque es la mirada de Dios y estará sobre mí durante los siglos eternos. Esa mirada me infunde alegría, fortaleza y confianza, me da valor y me sostiene.  Me dice: ¡Ama! ¡Ven! ¡Sube hasta mí y háblame, porque eres mi hijo amado! Otras veces me dice: ¡Silencio! ¡Calla! ¡Escúchame!  Otras veces me dice: Sé humilde, sé pequeñito ante mí. Y me convida y me acompaña y jamás me deja solo. Esa mirada es mi cielo en la tierra: me calienta, me refresca, me da vida, me mata y me resucita a la vez.  Es la mirada de todo un Dios, que me arrebata de este mundo y se lleva mi alma en pos de sí. Y si caigo en pequeñas faltas, esa mirada me punza como una espina y me purifica y me limpia, porque es AMOR.  Y mi alma queda más cerca que antes del corazón de Dios, que la quiere toda suya.  ¡Oh mi mirada del Padre, mirada de amor, no te apartes de mí y de mis hermanos!  ¡Haznos puros, amantes, felices y santos!"

"La ATENCIÓN AMOROSA A DIOS, es un enamoramiento de Dios, es una pasión fuerte, es no poderse olvidar ni del Padre, ni de Jesús, ni del Espíritu Santo."

Sacrificio


"Jesús nos dice que si queremos ser sus discípulos tenemos que seguirlo cargando la "cruz de cada día". Así que sin cruz, no podemos seguir a Jesús. Pero esa cruz diaria no consiste en hacer penitencias, sino en ofrecer a Dios con amor todo lo que nos cuesta: la observancia religiosa, la paciencia con los demás, el cumplimiento fiel de todos nuestros deberes, la oración cuando estamos en tiempo de aridez espiritual, al vencer las tentaciones para cumplir los mandamientos de Dios.  Todo eso es "la cruz de cada día".

"Ser sacrificados es decir muchas veces durante el día: "Nada para mí, todo para Jesús".

"Lo más perfecto que les puedo aconsejar acerca de esto, es lo que señala nuestra espiritualidad: Ser víctimas en unión de Jesús, que se ofreció siempre al Padre, movido por el gran amor que el Espíritu Santo había derramado en él.

"
¿Entienden lo que es la Espiritualidad de la Cruz?  Bueno, pues esto es ser sacrificados, esto es ir cargando siempre la cruz con Jesús."

El Padre


Un día, un novicio le preguntó al P. Félix:
-
¿Porqué no nos escribe un libro sobre la devoción al Padre? Así conservaríamos por escrito todo lo que usted nos ha predicado sobre esto, que usted considera lo más importante...

El P. Félix respondió:
- No es necesario hijo, ese libro ya está escrito: se llama el EVANGELIO.

"Realmente  ¿Podemos llamarnos discípulos de Jesús si nuestro amor no es para el Padre? Y realmente, ¿necesitamos otro libro además del Evangelio para aprender esta verdad?

"La vida de un Misionero (del Espíritu Santo) consiste en copiar la de nuestro amado Jesús, viviendo con El en el Padre: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí". Jn. 14.10

"La unión con Jesús para ir al Padre bajo la moción de su Espíritu es el centro de toda nuestra vida espiritual. Pero no perdamos de visa que es el Padre quien primero nos lleva a Jesús: "Nadie viene a mí si mi Padre no lo trae". Jn. 6.44

"Den las gracias al padre amadísimo por tantos favores. El nos envió a Jesús, y el nos envió al Espíritu Santo (Jn 14:24; 16). Todo lo debemos al Padre... El nos dio también a María como Madre nuestra. Y nos dio el don de nuestra vocación, y con ella tantos favores.  

"No dudo que el Espíritu Santo es quien me orienta más y más hacia el Divino Padre, porque el Espíritu Santo es quien va haciendo de cada uno de nosotros una copia de Jesús."

El Hijo


"La unión con Jesús, para ir al Padre, bajo la moción del Espíritu Santo, es el centro de toda nuestra vida espiritual.

"Si no llegamos a la unión íntima con Cristo, no realizaremos la voluntad de Dios.  Nuestra vida, amados hijos, hasta nuestro último suspiro, no debe ser otra cosa que continuar la acción de Jesús, la obra de Jesús, bajo su amoroso impulso.

"Copiar a Jesús, transformarnos en El, es el ideal de los ideales; lo demás no tiene importancia.

A cuatro jóvenes que tomaron el hábito de Misioneros del Espíritu Santo, padre Félix, les dice:

"Nuestro hábito dice mucho, porque lleva la inscripción: JHS, que significa JESÚS SALVADOR DE LOS HOMBRES.  Eso indica su misión y su ideal.  Están destinados por Dios a salvar miles y miles de almas. Y ya les han contado, no diré lo que son, sino lo que desean ser los Misioneros del Espíritu Santo.  Están llamados a ser lo que fue Jesús, para la gloria del Padre. Cuando uno es otro Jesús, es de verdad Salvador... Así que ustedes deben decir con frecuencia: Quiero ser otro Jesús, cueste lo que cueste.  A eso han venido aquí a trabajar para ser otro Jesús.

"Nuestro camino es Jesús crucificado. Sea usted como una hostia consagrada: llena de Jesús, nuestro Maestro y modelo. Un Misionero del Espíritu Santo deber ser mártir voluntario, aceptar cualquier cruz por amor a Jesús, mártir de su deber hasta la muerte, mártir de su apostolado hasta recibir la corona. Eso es ser una copia de Jesús.

"¡Dios, Dios, Dios!... les he repetido miles de veces y ahora digo también con mucha frecuencia: ¡Jesús, Jesús, Jesús!... Y al decir JESÚS, veo todo lo que El ha hecho por nosotros... Por amor a cada uno El lo dio todo... ¿No es justo darnos a El y amarlo sin medida?

"¡Más Sagrario, hijos míos, más Sagrario en cada uno de nuestro días!

"Nuestra espiritualidad es de amor a Jesús Sacramentado. Guardamos nuestro corazón en el Sagrario, junto al corazón de fuego de Jesús, para que nos encienda en su fuego y en su amor."

El Espíritu Santo


El padre Félix explicaba muchas veces porqué el símbolo del Espíritu Santo (la Paloma), está sobre la Cruz y sobre el corazón de Cristo en el emblema de las Obras de la Cruz, y al hacerlo se refería siempre al texto de la Carta de los hebreos: "Por medio del Espíritu Santo, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha". Heb. 9.14

"¿Qué fue lo más esencial en la vida de Jesús? Ser dócil al Espíritu Santo para cumplir en todo la voluntad del Divino Padre.

"Pues esto es también lo esencial en nuestra vida.  Ustedes serán verdaderos religiosos si el día de su muerte pueden decir con verdad: Padre, desde que entré al noviciado, nunca quise hacer mi voluntad, sino siempre la tuya, con la luz y fuerza del Espíritu Santo.

"Queridos hijos, consideren su vocación tan sublime, y préstense de veras para que el Espíritu Santo habite en sus almas y las posea plenamente.

"Bajo el impulso del Espíritu Santo imitaremos a Jesús, en su amor obediente al Padre y en su amor humilde a los hombres.

"Conscientes de que sólo puede transformarnos en Cristo el Espíritu Santo, nos consagraremos a El y seremos dóciles a sus inspiraciones.

"Predestinados a reproducir la imagen del Hijo, nos dejaremos guiar por el Espíritu Santo hasta ser transformados en Jesús crucificado.  Sólo este Espíritu Divino que habita en nuestros corazones nos transformará en ofrenda permanente junto con Jesús, y nos llevará al conocimiento pleno del misterio de Dios y de la Cruz.  Por eso nuestra vocación nos consagra de manera especial al Espíritu Santo y nos pide que seamos devotísimos de este Divino Espíritu."

María


"Buscamos la voluntad de Dios, y en primer lugar hay que buscarla en la línea del amor. 
¿Y qué nos pide en esta línea?  Que lo amemos a El con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas; pero también a las creaturas, sobre todo a la que El más amó. Aquí entra en primer lugar la Madre Santísima de Jesús.

"En el amor a María, nuestro modelo es Jesús.

"Cuando participe en la Eucaristía, ocupe un lugar bien cerca de la madre de Jesús, allí al pie de la Cruz, donde estaba San Juan.  Ella le enseñará como debe ofrecer ese santo sacrificio. 

"Gánese desde esta vida, en el corazón de María, el puesto que quiere ocupar en él durante toda la eternidad.

"Oh María, mi amadísima Madre, me consagro a ti con todas las energías de mi alma.  Hoy, mañana, y todos los días de mi vida quiero ser tuyo, quiero unir íntimamente mi vida a la tuya, y tratar de imitarte en tu amor, en tu pureza, y en tu humildad."

 

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