Formación
integral (Estatutos 36-48)
Principios
Los miembros
del Apostolado de la Cruz seguimos un proceso de formación
integral, progresivo y estructurado, constante y permanente,
impregnado de la Espiritualidad de la Cruz, con el fin de
que el espíritu de la Cruz se convierta en el principio
animador de toda nuestra vida.
Nuestra formación tendrá clara referencia
eclesial y social.
El objetivo de la formación es
guiarnos personal y comunitariamente hacia la transformación
en Jesucristo sacerdote y víctima, contemplativo y
solidario, para dar gloria a Dios, consolar el Corazón de
Jesús y extender el reinado del Espíritu Santo, que incluye
la construcción del Pueblo sacerdotal, los procesos
personales y comunitarios de santidad y la solidaridad
salvífica al estilo del Buen Samaritano del Evangelio (cf.
Lc 10,25-37).
La formación
se realiza según los principios y criterios de la Iglesia y
de [… los]
Estatutos, y de acuerdo a
las directrices de los Consejos Regionales para su
jurisdicción.
Etapas
El proceso de formación comprende dos
etapas: el
catecumenado (que incluye la evangelización fundamental
y la catequesis básica) y la formación permanente.
Terminado el
catecumenado, los Apóstoles de la Cruz continuamos una
formación permanente, que nos capacita para responder a las
necesidades de la Iglesia y del mundo.
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Áreas
La formación
en el Apostolado de la Cruz es integral.
Abarca las diversas dimensiones de nuestra persona: humana
(personal, familiar-comunitaria, social), espiritual,
apostólica e intelectual.
Los Apóstoles
de la Cruz nos esforzamos por crecer en el espíritu
misionero y la capacidad de trabajar en equipo, por
desarrollar nuestro sentido social y por asumir nuestra
responsabilidad como ciudadanos y así generar un compromiso
solidario.
Medios
Para nuestra
formación, pondremos especial atención en favorecer
-
una
genuina experiencia de Dios (oración, discernimiento,
contacto con la realidad, estudio…),
-
una
profunda vivencia de comunidad (diálogo, fraternidad,
compartir experiencias…) y
-
un
compromiso social y eclesial de servicio al hermano
(compasión, solidaridad, acción apostólica, expansión de
la Obra…).
Cada Región
procurará los medios necesarios para la formación de los
Apóstoles de la Cruz.
Agentes
Cada Apóstol
de la Cruz es el primer responsable de su propia formación.
Los Consejos
Regionales son los responsables de promover y velar para que
la formación se lleve a cabo según lo señalado en los
Estatutos, a través de las estructuras intermedias de la
Región, prestando especial atención a la elección y
capacitación de formadoras/es.
Las/os
formadoras/es realizan su ministerio en nombre del
Apostolado de la Cruz. De esta manera contribuyen
eficazmente al desarrollo y vitalidad de la Obra, procuran
la formación integral de todos y atienden a la comunidad y a
cada persona en particular.
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